• Posted by : Unknown 21 mar 2014




    El día de la verdad había llegado, si bien cuando le dije a Sasuke que accedía a irme para que ambos estuvieran juntos fue algo completamente desgarrador, nunca me imagine verle tan sorprendido. A causa de esto no podía evitar pensar que tal vez se trataba de alguna especie de prueba hacia mí, una que nunca espero que yo accediera, o al menos eso me dio a entender su rostro en aquel momento.

    Ya eran las 11:17 PM. Me había retrasado 1 hora del tiempo acordado ¿la razón? Me colgué hablando con Gaara de estupideces sin sentido alguno, provocando que olvidara el sentido del tiempo y, por si fuera poco, si bien yo podría haber ido en remis o taxi hacia la mansión, mi brillante cabecita considero que sería mejor ir corriendo para evitar sospechas.

    Y es por esto que en este momento estoy completamente agitado a 10 cuadras de distancia de mi objetivo.

    Si que era el chico más brillante del mundo.

    Quería detenerme a descansar por tan solo 5 minutos, pero algo en mi conciencia no me lo permitía, como tampoco dejaba que aumentara el ritmo. Para mi fortuna, no había nadie por las calles, haciendo que sea muy poco probable el que yo me cruzara con alguna persona.

    Si bien esto era algo por lo cual alegrarse, también era algo que me dejaba intranquilo, odiaba como las calles eran únicamente iluminadas por luces cálidas, como también odiaba este cielo tan oscuro, el cual era iluminado únicamente por las estrellas.

    Ya que hoy era luna nueva.

    Justo como aquel día en el que mi vida cambio.

    Mis piernas comenzaban a doler, pero para mí fortuna, solo estaba a unos pocos metros. Al llegar, salte la gran reja la cual rodeaba el perímetro de la mansión. Si bien el sistema de seguridad de allí era muy eficiente, una vez que conoces por completo la casa, puedes lograr encontrarle sus fallas, laa cuales en este momento pude aprovechar.

    Comencé a contar las ventanas de la parte este, si no me equivocaba, le había dicho a Elena (una de las criadas) que dejara abierta la ventana numero 7 de la planta baja, al tratar de abrirla, comprobé que, efectivamente, ella había hecho un buen trabajo.

    Luego me encargaría de cumplirle el favor que me había pedido, reí interiormente ¿Quién diría que el precio el cual tuve que pagar para que me hiciera ese favor era una foto del bastardo sin nada puesto en la parte superior de su cuerpo? No pude evitar agradecerle a Naruko el que me pasara las fotos que saco en “La Casa de Veraneo Uchiha”.

    Había elegido específicamente esta ventana ya que se trataba de una habitación de huéspedes, la cual prácticamente era visitada únicamente por las criadas.

    Si, lo sé, la familia Uchiha es tan sociable.

    Aunque gracias a esto fue que pude avanzar hasta este punto.

    Agarre mi celular para comprobar la hora, 11:32 PM ¿tanto me había demorado? Coloco el aparato en vibrador para evitar cualquier accidente posible y, lentamente salgo del cuarto.

    Caminaba sigilosamente por entre los pasillos, me sentía un ladrón en mi propia casa.

    La mayoría de las luces estaban apagadas, solamente estaban encendidas las del comedor, los pasillos y el living. Pero no había rastro alguno de la “pareja feliz”, sin dudarlo, me dirigí a la habitación del bastardo, nada, absolutamente nada, aunque había algo lo cual llamo mi atención, y eso fue la puerta de su cuarto abierta.

    Sasuke no era descuidado, el siempre se encargaba de cerrar con llave la puerta de su habitación (o al menos la mayoría de las veces que lo veía salir así era).

    Entonces ¿Por qué cometería un descuido como aquel?

    Me dirigí hacia la habitación de mi hermana, la cual sorprendentemente tenia la puerta cerrada, coloque mi oreja en ella para poder captar alguna especie de sonido.

    Nada, absolutamente nada.

    Corrí el riesgo de abrirla levemente, comprobando que no había nadie en ella.

    Mi corazón bombeaba sangre de forma desenfrenada ¿Dónde podían estar? Ya me ponía nervioso el estar en mi propia casa como si de un acosador o ladrón me tratase, el no poder saber su paradero solo causaba en mí más nervios de los que ya tenía.

    ¿Y si ellos no se encontraban en la casa?

    Descarte esa posibilidad apenas cruzo por mi mente, si ese hubiera sido el caso, Sasuke no tendría porque haber insistido tanto en el que yo me fuera de la casa, sin contar de que, apenas hubiera entrado por la ventana, la alarma se hubiera activado.

    Ellos sin dudas se encontraban dentro de la casa, aunque no sabía completamente su paradero.

    Decidí dirigirme hacia las habitaciones de huéspedes, también existía la posibilidad de que ellos se encontraran en alguna de ellas.

    Abrí cada una de ellas, pero no pude encontrar nada, absolutamente nada.

    ¿Dónde se habían metido?

    Decidí pausar la búsqueda momentáneamente e ir a mi habitación, esto ya se me estaba haciendo completamente agotador y, por si fuera poco, todavía me faltaban revisar otras habitaciones las cuales se encontraban en esa área.

    Repito ¿era necesario el que los Uchihas tengan casas tan grandes?

    Al caminar por el pasillo que daba a mi habitación hubo algo que capto completamente mi atención, las luces estaban apagadas.

    ¿Por qué el único pasillo el cual no tenía luz era el que se dirigía a mi cuarto?

    Mi respiración comenzó a agitarse, mis manos sudaban.

    ¿Qué era lo que estaba pasando?

    Escucho unos pequeños sonidos en esa dirección, fue en ese momento cuando no pude evitar recordar lo que me había dicho Gaara hacia días atrás.

    “¿y por qué no lo haces? después de todo, dudo que tengan sexo en tu cama”

    La última frase resonaba una y otra vez en mi cabeza, eso era imposible, no habría razón alguna para que ellos hicieran algo como eso en MI habitación.

    Mis pasos eran lentos, nunca pensé que el llegar a la puerta de mi cuarto sería tan difícil. Veo como una luz salía del interior de la misma.

    Yo hoy me había encargado de apagarla, de eso estaba seguro.

    La puerta estaba ligeramente entreabierta, tenía miedo de mirar, no quería hacerlo ya que por alguna razón ya sospechaba lo que me encontraría.

    Y él solo pensarlo hacia a mi corazón estremecer.

    Pero yo era necio, yo no lo quería aceptar, no quería ver la realidad, no quería ver como en este momento ambos gemían el uno al otro sus nombres llenos de placer mientras se besaban en donde yo usualmente dormía.

    Esto no era perverso, esto ya era morboso.

    Mis piernas flaquearon provocando que estas cayeran al suelo, pero ellos no se percataron de aquello, no, ellos estaban en su mundo, mientras sus cuerpos se volvían uno.

    Las lagrimas comenzaron a salir solas, no podía creer lo que mis ojos estaban viendo, no, no quería aceptarlo, comencé a temblar descontroladamente mientras sentía como algo en mi interior se rompía.

    Claro, Gaara tenía razón, tal vez yo si estaba enamorado de Sasuke.

    Comencé a arrastrarme por el suelo, no tenia energías para levantarme, mis piernas no me respondían, pero aun así yo quería dejar de ver aquello, no quería continuar haciéndolo, era torturante, desgarrador, era mucho peor que cuando perdí mi inocencia a manos de ese demonio, este dolor no tenia comparación alguna.

    Con dificultad, logre mantenerme en pie mientras era sostenido por la pared, aun podía escuchar los gemidos de ambos en mis oídos ¿por que tuve que darme cuenta de mis sentimientos justo ahora? ¿Por qué quise ser tan curioso? ¿Por qué decidí venir?

    ¿Por qué quise confirmar lo que ya era sabido?

    No lograba recordar por cual ventana había entrado, por lo tanto, Salí por la primera que me encontré, para luego cerrarla.

    Comencé a caminar por el patio, estaba perdido, desorientado, ya no sabía siquiera quien era yo. Quería llamar a Gaara, pero no podía recordar su número, tampoco si lo tenia agendado, y mis torpes dedos solo marcaban cualquier cosa en el.

    Quería gritar allí mismo, golpear lo primero que me encontrara, desahogarme de cualquier manera posible.

    Quería tener sexo.

    Volví a tratar de abrir nuevamente los contactos en mi celular, solamente poseía 7, pero en este momento no tenía la capacidad de pensar en nada, apreté para llamar al contacto el cual yo suponía comenzaba con la letra “G”, si me equivocaba, tan solo cortaría y llamaría de nuevo.

    -¿Naruto? ¿Y cómo te fue? – al escuchar su vos, no pude evitar sentirme más miserable, no sabía porque razón, pero más lagrimas junto con mi inentendible vos salieron solas, sin que yo lo deseara.

    -Gaara-Chan ¡Tenias razón! – comencé a explotar en llanto, mientras decía cosas que seguramente el no lograría entender, es más, creo que lo único que pudo lograr hacerlo fue la primera parte.

    Escuche como la música de fondo disminuía, para luego el comenzar a gritarle a unas personas las cuales, seguramente, se encontraban junto a él en este momento.

    -¡¿Dónde estás?! – El grito de forma desesperada - ¡ya estoy saliendo para allá, decime donde estas y en 10 minutos llego! – le dije la dirección de mi casa para luego cortar.

    Miraba la gran reja la cual había logrado cruzar hacia horas atrás con gran facilidad, pero que ahora parecía una pared impenetrable, no me quedaba otra opción, si quería reunirme con Gaara tendría que cruzarla.

    Trate varias veces seguidas de hacerlo, pero no tenia las fuerzas suficientes, hasta que en el cuarto intento logre cruzarla, cayendo hacia el otro lado provocando algunos raspones a mi cuerpo.

    Comienzo a caminar hacia la esquina de mi casa para poder encontrarme con Gaara más fácilmente, sentándome en el suelo.

    Las lágrimas no querían parar de caer, mi cuerpo no quería dejar de temblar, y mi pecho no quería parar de doler.

    ¿Qué se suponía que debía de hacer con todo esto que estaba sintiendo?

    Comienzo a gritar de forma desgarradora, no me importaba que los vecinos o incluso si Sasuke o Naruko me escuchaban, tan solo quería gritar, quería llorar, quería descargarme, quería tener sexo.

    Ya que esa era la única forma la cual conocía que me alivianaba el estrés.

    No sabría decir específicamente cuanto tiempo paso hasta que Gaara llegara, aunque creo que el tiempo fue la menor preocupación que tenía en ese momento.


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    Durante el viaje ninguno cruzo palabra alguna

    Podía decir que Gaara tenía miles de preguntas para hacerme, pero el tan solo me dejo llorar en paz, lo cual le agradecí interiormente.

    Pude notar como Gaara me llevaba sin un rumbo fijo, únicamente tratando de que yo me tranquilizara.

    -Gaara-Chan – el me miro sorprendido – quiero que me dejes tirado en algún antro – el no podía comprender mis palabras, por lo cual estaciono el auto al costado de la avenida.

    -¿Qué estás diciendo Naruto? – levante mi vos, repitiendo lo anterior de forma demandante.

    -¡quiero ir a un antro! ¡Quiero tener sexo! – comienzo a llorar nuevamente mientras trataba de tapar mi rostro con ambas manos, frustradamente. Gaara comienza a zamarrearme desesperado.

    -¿Por qué quieres ir a un lugar como ese? ¡El que tengas sexo con cualquiera no podrá cambiar las cosas! – yo lo aparte bruscamente mientras lo miraba de forma suplicante.

    -Gaara, por favor, está en la única forma que conozco para aliviar mi corazón – grite nuevamente mientras trataba inútilmente de limpiar mis lagrimas, el simplemente me miraba, triste, como si pudiera sentir mi dolor.

    El me abrazo protectoramente mientras sentía como pequeñas lagrimas mojaban mi espalda, nos quedamos así por unos minutos, para luego el alejarse, volviendo a poner ambas manos en el volante.

    -te llevare con unos conocidos míos, seguramente ellos podrán darte lo que quieres – se lo veía impotente, mientras miraba hacia adelante en un vano intento de contener su sufrimiento.

    Yo simplemente le sonreí agradecido, realmente Gaara era mi Mejor amigo.

    -Gracias Gaara-Chan – y dicho esto, ambos nos sumergimos en un largo silencio.


    Este no era incomodo, tampoco tenso, sino era de entendimiento mutuo, ya que ambos sabíamos que lo mejor que podríamos hacer en este momento, lo mejor para ambos, seria no hablar y sumergirnos en nuestros propios pensamientos.


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